Bescansa y el feministómetro
Ay queridas, menudos días que llevamos a cuenta de que Carolina Bescansa apareciese o apareciera en el Congreso de lxs Diputadxs bebé en ristre y teta fuera…
Di buena cuenta de lo que me parecía el tema en #hilandofino, mi sección quincenal en el programa de radio de Onda Vasca. En resumen, que creo que es un gesto simbólico, que visibiliza un problema estructural grave, el de los cuidados, la conciliación -algo que hacemos las mujeres- y la corresponsabilidad. Bescansa no me gusta demasiado, la veo como muy adusta, no es precisamente un paladín de la igualdad o de los feminismos, tuvo el cuajo de decir aquello de que el drecho a la interrupción voluntaria del embarazo, más conocido como aborto, no era una cuestión prioritaria…Pero ahí ha estado, visibilizando una cuestión vital.
Las críticas del machirulismo eran obvias. Me da risa imaginarme a más de uno ojoplático y lleno de bilis ante tamaña aberración ¡oh, una mujer con un bebé en el hemiciclo! Lo que me ha flipado un poco más son las críticas por parte del feminismo, Vayamos por partes. Desde varias asociaciones nos llegan estas perlas: «varias asociaciones feministas han cuestionado hoy el gesto de la diputada de Podemos Carolina Bescansa de acudir al Congreso con su bebé, y han destacado que existen otras formas de reivindicar la conciliación familiar y laboral y que lo importante es la corresponsabilidad».
Que la conciliación versus corresponsabilidad no se soluciona con la acción de Bescansa, of course. Que Bescansa puede llevarse al bebé al Congreso y otras muchas no podemos llevar a nuestros retoños a nuestros trabajo, of course. Que Bescansa está aprovechando su posición para crear un golpe de efecto favorable a su partido, pues también of course. Pero de ahí a decir que nos está haciendo daño a todas las mujeres hay un abiiiiiiismo.
Una pregunta lanzada con furor desde los feminismo ha sido preguntar por el padre de ese bebé. Desconozco si ese bebé tiene padre, si Bescansa tiene marido, marida, novia, novio, si es madre sola…Es cruel lanzar esas preguntas referentes a padres. Los hombres tienen que ser partícipes de las crianzas, pero eso no deslegitima que las madres nos visibilicemos como tales. Joder kurrarse la corresponsabilidad es incluirnos como madres en el proceso. Lanzar estos mensajes es muy raruno y crea confusión.
Otra crítica, que he de confesar que me ha dejado muerta, ha sido la que he visto en el muro de Amelia Valcárcel. A la foto que abre el post le acompaña el siguiente texto: «Carrera desenfrenada hacia los inicios y lo llaman progreso. Bescansa…. descansa». Amelia, querida, te has hecho un poco lío ¿no?.
La imagen nos remite a trabajadoras del sector textil de finales del siglo XIX y/o principios del XX. Momentos en el que las mujeres proletarias trabajaban en sectores mal pagado, y se tenías que llevar necesariamente a la prole al tajo. Vaya, igualico que Bescansa. Crear esa analogía entre estas trabajadoras del textil de hace 100 años con una profesora universitaria/diputada desde el punto de vista histórico es una ABERRACIÓN. Desde el punto de vista de clases es horrendo y sucio y desde los feminismos en como feo a la par que poco ético.
Además de que el concepto que podamos tener la señora Valcarcel y servidora de los inicios y del progreso no va a ser el mismo, la frase es muy perversa y denota cierta bilis, algo nada habitual en la estudiosa y referente indiscutible del feminismo de finales del siglo XX. Hacer esta mezcla de mensajes y tiempos históricos no es de recibo, no es legal, podemos caer en los juicios, y lo que es más feo, supone sacar el feministómetro.
Y el feministómetro es muy aburrido y patriarcal, porque como siempre suelo afirmar, es igualico a sacarse la chorra para ver quien la tiene más grande. Es obvio que los tiempos están cambiando, y los feminismos también. Eso hace que en ocasiones en lugar de opinar juzguemos y seamos capaces de hacer cosas extrañas y raras. Que se pueda perder la perspectiva, que nos creamos esencia de algo, que afortunadamente se encuentra siempre vivo y cambiante y que ntambién lo construyen personas que no se definen como feministas. Porque se trata se sumar ¿no?
Lo que está claro es que mucha gente desconoce, feministas incluidas, lo que es la crianza con apego y la lactancia a demanda. Por mucho que queramos la corresponsabilidad de los padres o de los cónyuges (mujer u hombre), si se elige esta opción de crianza, es impepinable que el lactante ha de ir con la fuente de alimento. Y si la OMS recomienda la lactancia a demanda y que sea por lo menos los 6 primeros meses, y las bajas laborales son de 4 meses, ¿cómo hacemos?
A mí me ha parecido estupenda la actuación de Bescansa, hay que hacer visible la dificultad de la conciliación.
Y lo del feministómetro, lamentable, sí, que como tú bien dices, se trata de sumar.
Totalmente de acuerdo! Si se opta por la lactancia a demanda, es lo que hay!!
Un beso
Bescansa tiene libertad para hacer lo que quiera, así como las demás lo tenemos para opinar lo que nos plazca de gestos simbólicos. Por una parte, me gusta que el patriarcado carca se rasgue las vestiduras porque una mujer dé de mamar en el congreso… basta ya de ver ofensiva la lactancia. Por otra parte, me parece un gesto de postureo inútil, pues no tiene que ver con la conciliación ni me parece que la lactancia a demanda implique que tenga que estar pasando un bebé de mano en mano posando ante las cámaras o que su alimentación o su vínculo de apego vaya a traumatizarse porque el bebé se quede un rato sin el pecho de su madre (no se trata de que no lo dé de mamar mientras trabaja, sino en el concreto y puntual tiempo del congreso).
Si Bescansa hubiera salido las veces que hubiera querido a amamantarlo o besarlo, me hubiera parecido razonable. No se puede comparar jugar al Candy Crash con la atención a un bebé, pero creo que ambas situaciones requieren prestar cierta atención en un momento en el que tu atención (y la de tus compañeros) debiera estar dedicada a la sesión, por aburrida que esta sea. Suerte que el bebé no se puso a llorar de esa forma escandalosa que tienen a veces los bebés, si no, hubiera sido aún un poco más absurdo y hubiera retratado peor la imagen de la madre trabajadora. En mi opinión claro, sobre ese gesto para la galería.
Muy bien explicado!
Hola guapa! Se trata de un gesto, que claro, requería del bebé en el espacio público sino, no hubiera tenido la repercusión que ha tenido.
Tener que estar saliendo continuamente a ver al bebé da mucha ansiedad. Lo que ya no sabemos es si aparecerá en más ocasiones.
Un abrazo!
Hola, pues parece que Bescansa ya se llevaba a su anterior bebé a todas partes (http://www.pikaramagazine.com/2016/01/el-bebe-de-bescansa-el-feminismo-y-la-nueva-politica/) y a este, supongo que por la edad que tiene, ya empezará a llevarlo pronto a la guardería, a la misma que va su hermana y no a la del Congreso (esto se lo oí yo a ella).
Hola. Totalmente de acuerdo. Llevo días diciendo que un símbolo es un símbolo, no una hoja de ruta.
[Ahora, me vas a llamar maniática (y con razón), porque no puedo no dejar por aquí escrito que «off course» y «of course», no son lo mismo. Perdón, perdón; pero es que me chirría mucho y lo pone tres veces seguidas.
Off course: desorientada, fuera de curso…
Of course: por supuesto.]
Respecto a Bescansa, no puedo estar más de acuerdo.
¿Hay un tanto de postureo en todo esto? Yo creo que sí. Pero también creo que está hablando de conciliación, lactancia y dependencia, to’ cristo. Y eso es bueno.
El hemiciclo no es un lugar sagrado y mágico y una vez dentro no tienes que comportarte como si fueses gato de escayola. Prestar atención, sí. Hacer tu trabajo, también.
El día que Bescansa eligió para llevar al crío, no requería que hiciese grandes esfuerzos mentales ni físicos.
El caso es criticar y atacar a la mujer. Por feminista o por no ser suficientememte feminista. Por no reivindicar o por reivindicar mal.
Hola Elena!!!
Suscribo totalmente lo que dices.
Y gracias por la corrección!!!
Un abrazo
Señalaría a la autora de este artículo de opinión, que pensar que el feminismo sea un producto patriarcal, es sencillamente un oxímoron.