Hannah Arendt (Margarethe Von Trotta, Alemania, 2012). Compromiso político desde la memoria y los feminismos

Hannah_Arendt-809536706-large Me gusta reposar las películas, y más cuando las veo en pantalla grande. Pero me ha emocinado tanto Hannah Arendt (Alemania, 2012) de Margarethe Von Trotta, que he sentido la necesidad de escribir sobre ella.

Confieso que la Arent como figura de mujer pensadora del siglo XX me es bastante desconocida. Tanto su trayectoria personal y vital como su pensamiento. La película de Von Trotta se centra en los años en los que Arendt era una reputada intelectual en la Norteamérica de finales de los 50, y ella misma se ofrece para el semario The New Yorker para cubrir el juicio contra Adolf Eichman, un criminal nazi.

Una soberbia Barbara Sukowa, tras Rosa Luxemburgo (1986) y Vison (2009), construye un personaje duro, que refleja una mujer con una independencia intelectual envidiable, que a partir del juicio reflexiona sobre la maldad. No puede asumir que un hombre mediocre como Eichman haya sido capaz del horror nazi. A partir de ese pensamiento contruye un poderoso e imprescindible discurso sobre la naturaleza del mal que le lleva a criticar el comportamiento de las élites judías en los tiempos del nazismo. Estas conclusiones fruto de un deseo radical de comprender una realidad como la del holocausto de la que Arent también fue víctima le hará recibir feroces críticas.

Von Trotta destaca que la nueva generación de estudiantes es la única capaz de asumir el discurso filosófico de Arendt, lo que hace que la película tenga cierto mensaje de esperanza.

Una bella fotografía, una ambientación impecable, una caracterización de los y las secundarias sobria y acertada hacen de Hannah Arendt otra imprescindible película política de la cineasta alemana. Otra película que crea genealogías feministas dirigidas al gran público, porque aunque todos y todas sabemos que la figura de la pensadora judeo-alemana fue excepcional en un mindo masculino, la directora no carga las tintas en este aspecto y se agradece, se agradece mucho.

Para terminar una frase de la peli, que no se si es real o no, pero sí fuertemente inspiradora: «nunca he querido a ningún pueblo. Sólo he querido a mis amigos. Es el único amor del que soy capaz»