Con la Academia hemos topado
Da mucho de sí el artículo “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer” de Ignacio Bosque. Llama la atención ese mensaje de sí, mujer, sufres discriminación, pero el lenguaje te va a seguir discriminando. O, sí, mujer, la sociedad te invisibiliza, pero el lenguaje te va a seguir sin nombrar. Bosque dice que todas las iniciativas que surgen para hacer un uso no sexista del lenguaje vienen de profesionales no lingüistas y lo que es para él definitivo, concienciadas.
Soy la primera que rechaza el intrusismo profesional. No consideraría científico que cualquiera se dedicara a escribir Historia de Mujeres. Bosque da por hecho que las guías no sexistas vienen de personas concienciadas y no profesionales. Sigue esa tendencia tan generalizada de considerar que las feministas únicamente nos movemos por la conciencia. Por supuesto amigo del Bosque las y los feministas somos personas concienciadas con la desigualdad de género, pero también somos personas profesionales y científicas. Vuelvo a la Historia de las Mujeres. Escribo Historia de Mujeres desde 2º de carrera, porque consideré sin militar en el feminismo como movimiento social de base, que la aparente igualdad entre hombres y mujeres que me vendían por todos los flancos no era real. Desde mi profesión de historiadora me continúo formando desde entonces.
Otro aspecto que llama la atención poderosamente del artículo es esa mención (perversísima) a la paridad como medida criticada no por él directamente, sino por sus conocidas profesionales. Dice, y cito literal, “sí existe discrepancia entre las mujeres acerca de cuáles son exactamente las medidas que la evitarían. A manera de ilustración, indicaré tan solo que conozco mujeres (algunas, sumamente prestigiosas) que consideran ofensivo el establecimiento de cuotas que regulen su acceso a puestos de responsabilidad, sea en el número de ministras o de directoras generales que deben formar parte del Gobierno, el de catedráticas que deben enseñar en una determinada universidad, el de miembros femeninos de un comité o de un jurado o el de cirujanas de un hospital. No deseo entrar a valorar esta cuestión polémica ni, en general, la pertinencia de los llamados “criterios de paridad””.
Estas palabras me ofenden sobremanera. Lo primero porque utiliza la opinión de sus conocidas como argumento de autoridad, cuando a las y los feministas nos la quita por concienciadxs. Siempre me he mostrado contraria a la paridad como principio. La paridad establece el criterio de par (uno a una). Es por lo tanto un principio contrario a la igualdad. Pero en una sociedad patriarcal y por lo tanto no igualitaria, la paridad como medida de discriminación positiva (medida temporal en su definición, que siempre me ha recordado a la dictadura del proletariado) es necesaria para garantizar la presencia de las mujeres en determinados ámbitos sociales, políticos y culturales.
Las mujeres con responsabilidades, con cargos de decisión son las menos, son una clara minoría. Y han llegado a esos espacios por la lucha del feminismo y en muchas ocasiones por masculinizar sus actitudes y jugar con las reglas del juego del poder marcadas por los hombres. Estúpidas no son. De verdad que me encantaría charlar con ellas, quizá me contarán otras cosas….
Mientras tanto seguiremos luchando por construir un lenguaje no sexista. Al menos hasta de que las definiciones entre hombre y mujer sean las que recoge La RAE (lo de mujer pública: prostituta siempre ha sido muy significativo)
Desde luego, no tiene desperdicio el informe. A mi fíjate, casi lo que más me fastidia de todo es ese tufillo a «la mujer» (toma término trasnochado) como absolutamente la otra, como si fuese un colectivo aparte, como si el hombre fuese la referencia absoluta: el androcentrismo más recalcitrante. ¡No es que haya que «incluir» a «la mujer» es que somos tan parte de todo esto como los hombres! ¡No nos tienen que «conceder» nada, joder! Como me cabrea este discursillo condescendiente que se traen…
El texto es una baratísima forma de defender el patriarcado disfrazado de lenguaje: apelación a la autoridad (cuando la RAE no reconoce siquiera el reconocidísimo término «género», insistiendo en que las personas sólo tienen sexo), el cientificismo tan característico del machismo, la reducción al absurdo, apelar a la costumbre como ley, pretender que la ciencia es «aséptica»… todo eso, y además esos argumentos tan pobres de «las mujeres que conozco dicen…» ¡por favor! y esto es un informe riguroso?? ¿por qué no se pregunta este señor porque hay mujeres que creen que nombrarse en femenino las desprestigia?
Ayyyyys, chica, qué cabreo con este tema, de verdad. Lo leía y me salía humo por las orejas.
No podría estar más de acuerdo contigo.
Con lo de la mujer dam muchas ganas de decir ?cuál?…Lo de sus conocidas de traca. Había pensado titular el post «Las amigas catedráticas de Bosque»…
FLIPAD CON ESTO:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltObtenerHtml?IDLEMA=40439&NEDIC=Si
La Rae es un filón…Garcias!!!!
Qué manera tan sutil de retratarse, la de este “chavalote”, Nachete Bosque… y qué manera tan trilladita ya de disfrazar sus actitudes machitas recalcitrantes. Se visten de académicos, de científicos de renombre para legitimar sus posturas de Señores del Universo… Con lo sencillo que sería utilizar el castellano más llamo diciendo: “A mi lo de el lenguaje no sexista me la pela”,… “y a lxs que no le guste que se arrasquen”… .
Muy interesante eso de «el lenguaje sexista me la pela». Economía lingúística diría yo.
saludos!
más que economía lingüística, es la simpleza de pensamiento que se deduce de las palabras de Ignacio Bosque… del mismo modo me he permitido poner la «A» delante de «rasquen»… Ya que no es ortodoxo ni academicamente correcto colocarla al final de sustantivos y adjetivos que permitan visibilizar la existencia de las mujeres, coloco mi “A” donde me place… jejeje
Por cierto me encanta tu blog, felicidades…
Un abrazo!
Me encanta tu heterodoxia…
espero que te sigas paseando por estos lares
Beso! (y gracias!)